
Esta vez los miembros del club decidimos ir a la casa de los crepes por antonomasia en Cuenca. Se trata de “El Sotanillo” un bar en el que para llegar al comedor hay que descender por unas escaleras y llegar a una especie de sótano (de ahí el nombre). Dentro del menú debemos destacar sin duda alguna la gran variedad de crepes ofertados. Los hay de dos tipos: calientes y fríos. Para el primer plato se recomienda escoger un crepe caliente. Los hay de toda clase: picante, con espárragos trigueros, con pollo, salsa bechamel y espinacas, mixto... Para el postre se recomiendan los fríos: nueces con miel, plátano con whisky, helado de nata con sirope de chocolate, entre otros. Este último triunfó entre todos los comensales. También cabe reseñar la calidad y variedad de las pizzas caseras ofrecidas. Estas se piden generalmente junto con el crepe caliente. Mención especial a la pizza ‘serrana’ que lleva por ingredientes característicos al jamón serrano, al huevo y al orégano.Resaltar y tener en cuenta que la valoración hecha por cada uno de los comensales es personal y, por tanto, que cada uno de los mismos ha valorado los crepes que pidió de forma individual. En función de los gustos y la calidad de los productos con que se elaboran los crepes, las valoraciones pueden variar mucho.
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